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miércoles, 2 de febrero de 2011

Hay que tirar los pensamientos negativos

Cuando vas al bosque a recoger bayas, tú sabes qué clase de bayas
quieres recoger, entonces eliges las que están maduras y listas. Tan
maduras y listas que casi se caen en tus manos.
Si comparáramos el recoger bayas con tu vida diaria, es como si
estuvieras recogiendo todo lo que ves. Todo lo visible y todo lo audible
que entra en tu rango de percepción: bayas ácidas, espinas, el tráfico,
bocinazos, música, gritos, las zarzas. Todo entra por tu visión y tus
oídos y se queda atascado en algún lugar de tu mente. Es mejor saber qué
clase de bayas quieres recoger y no acumular TODO lo que aparece ante
ti en este bosque.
Cuando inicias tu día, qué es lo que estás buscando? Concéntrate. No
necesitas dejar entrar a toda esa gentuza, no debes. Y si el día es tu
hogar, este no debe ser como la Gran Estación Central. No debes dejar
entrar a Todos y a Todo a tu casa. No tienes que recibir a todos por
igual. No tienes que dejar entrar a los lobos ni a los osos. No debes
abrirte a las dificultades. No tienes que dejar entrar a las malas
noticias.
Sabes que no necesitas suscribirte a cada revista que existe.
Transfiere entonces, este conocimiento a lo que si te suscribes en la
vida.
Piensa en la cosecha de bayas. Cuántas bayas vas a poder recoger en
el bosque si estás recogiendo absolutamente todo lo que ves? Cuán lejos
vas a poder llegar? Qué vas a traer a casa para comer? Qué es lo que vas
a tener que desechar? No puedes recoger todo, cada hoja, cada ramita, y
ciertamente no puedes conservarlas. Es como si fueras a votar. No
puedes votar por todos los candidatos. Todos pueden ser muy buenos, pero
aún así tienes que elegir.
Estoy hablando de los acontecimientos de la vida. No tienes que
registrar toda la conmoción, todos los sucesos de la vida, como si
tuvieras que elegir todo en el bosque cuando lo que estás recogiendo son
bayas. Puedes elegir los pensamientos que desees. Tal vez no puedas
evitar el ruido, lo oyes, y sin embargo no tienes que absorberlo todo.
Puedes dejar de lado ciertas cosas.
Cuando plantas brotes en tu jardín, tal vez no haya espacio para
todos los plantines. Tampoco hay espacio en tu cabeza para todos los
pensamientos que guardas. Debes podar tus pensamientos. Conserva
aquellos que te elevan y deja ir aquellos que te detienen. Los
pensamientos negativos te atrasan, te detienen. No importa cuán
correctos puedan ser. Te detienen. Te impiden ser feliz. Tus
pensamientos negativos acumulados son tu problema. Tú los elegiste. Tú
los cosechaste, te aferraste a ellos y los repetiste. Entraron en tu
cabeza y se quedaron allí. Tú los compraste. Tú eres el comprador y el
proveedor de tus pensamientos.
Considera cuáles pensamientos guardar y cuáles descartar. Ellos son
Tus pensamientos, amado mío. Provengan de donde provengan, tú puedes
seleccionar ahora cuáles te sirven y cuáles no. Recoge tus pensamientos.
Coloca los negativos sobre un periódico, enróllalos y arrójalos a la
basura. No a la papelera de reciclables. A la basura. Solo échalos
fuera.
Considera a los pensamientos negativos como alimento en mal estado.
Están guardados ahí, pero al final se tiran. Sabes que es mejor tirarlos
que guardarlos

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